«Tuve la suerte de ir a Malta» (2014)

Por Daniel Espinal Daou

CFS Administración y Finanzas

Una de las experiencias más enriquecedoras que he vivido, totalmente recomendable para un estudiante el realizar un programa Erasmus; no solo por los conocimientos que se pueden adquirir en cuanto a materia relativa al grado, sino también por la vivencia y la cruda realidad de lo que es ser responsable.

Todo el esfuerzo que realice durante el año previo dieron fruto, fui elegido de todos los de clase para ir de Erasmus. Ya el simple hecho de saber que mis prácticas las llevaría a cabo en un lugar completamente distinto al habitual era motivo de euforia. Tuve la suerte de ir a Malta. Cursaba el grado superior de Administración y finanzas, la empresa destinada para mí fue una fundación Turística encargada de cuidar la herencia cultural de Malta. Las expectativas eran enormes, ¿qué podría hacer yo en un museo, relacionado con mi rama?, pues mucho, puesto que en todo establecimiento sea del tipo que sea, se debe llevar un control de algo.

Gracias a que mi nivel de inglés era alto, pude rápidamente relacionarme con mi tutor, el administrativo encargado de la fundación, y en cuestión de semanas, después de practicar a su lado toda clase de tareas y actividades, ya había conseguido su total confianza para hacer los deberes por mi cuenta, tal cual los hacía el. Más adelante me confesaría que nunca había dejado a ningún estudiante en prácticas hacer la clase de tareas que yo haría, ya que siempre las diferencias de idioma resultaban en fallos que ocasionaban al tutor trabajar el doble posteriormente.

En mis casi tres meses de prácticas, hice todo lo que pude, saldar cuentas, hacer movimientos bancarios, depósitos, nominas de los trabajadores, y por supuesto, al ser esta fundación un conjunto de fuertes y castillos turísticos, pude disfrutar de estos monumentos y hasta participar como un soldado en una obra de teatro.

Por otra parte, la convivencia en el piso no fue fácil, 6 personas, 6 culturas distintas, una nevera, una cocina, un baño; realmente hay momentos en los que se echa de menos la comodidad del hogar, pero en realidad es una preparación para el día en que se deja la casa y se vuelve uno independiente. Personalmente ya tuve la oportunidad de vivir solo, y aprendí a cocinar, a lavar, a organizar mi vida sin ayuda de mis padres, y en este viaje a Malta pude ver a muchos de mis compañeros pasando por la misma experiencia de vivir solo, y esto ayuda a madurar mucho a un individuo.

Yo también madure mucho, cambie, tuve tiempos de reflexión, tanto así que ahora mismo estoy estudiando Filología en la Universidad, completamente opuesto a la Administración, irónico pero así es la vida, crecemos y cambiamos, y así en un ciclo sin fin. Toda la experiencia Erasmus resultó en un tiempo muy fructífero, de un aprendizaje invaluable, de crecimiento personal, conocí gente fantástica, conocí lugares espectaculares, pasé por momentos agrios y de soledad, y los repetiría, porque en su conjunto fue una experiencia que marcó mi vida y mi rumbo, fue inolvidable.

Cualquier persona que tenga la oportunidad de hacer Erasmus se lo debería de plantear y no pensarlo dos veces; muy pocas cosas se quedan dentro de uno y las llevamos a lo largo la vida, y ésta es una de ellas.

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